La primera vez que asistí al ISSSTE fue en el 2015 cuando me tuve que
dar de alta, esto quiere decir que me dan un carnet para agendar mis citas.
Todo a raíz de que me di cuenta que sería buena idea usar las prestaciones
que me liquidan en la dependencia donde trabajo.
Ese día, llegué como a las 08:00 horas y me atendieron de volada. Me
pidieron mi talón de pago, mi credencial de elector y mi credencial de la
dependencia. En 5 minutos, la señorita me dio mi carnet con mi nombre, escrito
en una máquina de escribir que debe tener más años que yo.
Me dijeron que mi primera cita sería a las 11:30 horas, así que me fui
a mi coche a leer un poco y hacer tiempo. A las 11:20 horas me dirigí al
consultorio que me habían asignado para no perder mi lugar. Cuando llegué
espere alrededor de 15 minutos antes de que una Dra. Saliera del consultorio
asignado y gritara mi nombre. Cuando entré, la Dra. Me recibió un poco
mal encarada, no la culpo, debe ser muy complicado trabajar en el ISSSTE si es
muy similar a la dependencia en la que trabajo, la gente puede llegar a
desesperarme. Me dijo que ya estaba hecho mi expediente y que lo que seguía era
hacer una cita para unos estudios: De sangre y de orina, así que me dio un
botecito y me pidió que agendara mi cita.
Tenía que irme, así que decidí hacer la cita otro día…y otro día fue
dos años después. Tuve que ir porque me sentía mal y la dependencia me pide que
ya todo sea vía con el ISSSTE, así que decidí terminar mi proceso y usarlo (ya
que es mi derecho como Mexicana y Godínez).
Me encontré con que ahora las citas las puedes hacer desde la página oficial
(cita aquí) y por teléfono, lo cual está mejor porque ya no tienes que ir a
perder el tiempo, en lo que te dan un papelito con el número de tu consultorio
más el número de tú cita.
En la página te dan una clave de confirmación, el consultorio donde te
atenderán, la hora y el Dr. O Dra. que te atenderá. Pero aparentemente la clave
no sirve de nada porque cuando llegué, tuve que pasar primero a la ventanilla
en donde me iban a decir (de nuevo) donde era mi cita y a qué hr. Bastante
confuso, había que seguir el protocolo. Cuando llegué a la
ventanilla donde te dan la cita, la señorita me pregunta en qué consultorio me
tocaba, tonta de mí olvidé donde era, solo tenía la clave de confirmación así
que muy desubicada le deletree el número de confirmación al cual respondió –
No, necesito el número de consultorio. Le dije que no lo tenía pero que tenía
el horario y le podría dar mi nombre para confirmarlo… Muy enojada, aceptó mi
propuesta. Me dijo que tenía la cita a las 08:30 horas pero que me daba 10
minutos para llegar al consultorio así que me apuntó a las 08:40 horas. Muy apenada, le di las gracias y seguí con el
trámite. Llegando al primer piso en donde se encontraba mi consultorio, me
recibieron unas enfermeras que piden primero que me pesara y me dejara tomar la presión
para que cuando entre a consulta, se lo entregue a mi doctora. Pensé que era
buena idea, así no se pierde tiempo. Cuando me pasaron, me
preguntaron mi edad, y me subieron a la báscula, me pidieron que me quitara los
zapatos antes y descubrí que había una cucaracha aplastada cerca de donde dejé
mis zapatos. Me di cuenta que no es tan
fácil fumigar en una clínica, sin embargo debería ser una obligación ya que en
mi dependencia lo hacen dos veces al año.
Cuando salí de la primera parte, una enfermera me dijo que tenía que
pasar con ella para un carnet…así es, otro. Estaba dividido por edades,
dependiendo del sexo y la edad, te daban el color que te corresponde y cada uno
se adaptaba a las necesidades según sea el caso. En el mío, me ofrecen un
seguimiento en mi salud dental, sexual, de vacunas y revisión general. Nada mal.
Me ofrecieron orientación y la enfermera se tomó el tiempo de explicarnos a un
señor y a mí lo que tenía cada carnet, cómo podíamos usarlo y aprovechar los
beneficios que tenía cada uno. Me pareció una gran idea, pero no me gustó que ahora tengo que usar dos carnets.
Cuando me senté enfrente de lo que sería mi consultorio, me di cuenta
por lo que decían los usuarios que la doctora estaba un poco confundida con las
citas. Yo ya me había hecho a la idea de que estaría ahí de dos a tres horas,
así que decidí esperar. Mientras estuve ahí, saqué el libro que estoy leyendo,
abrí Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp como 5 veces cada uno…Vi desfilar
gente… unos cojeando, unos ya muy ancianos, unos tosiendo (la mayoría), dos
niños que me hicieron el día ya que uno estaba disfrazado de Woody (Toy Story)
y Thor (Avengers). Descubrí que Woody lloraba mucho y quería correr y que al dios del trueno le gustaba ver a Peppa Pig.
La gente pasaba y los números que teníamos como si fuera
carnisalchichonería ya no tenían sentido. La Dra. salía gritaba apellidos y les
decía a los que contestaban después de quién seguían. Sin escuchar el mío,
seguí con mi lectura y análisis de la gente que iba a mi clinica. Las señoras por
lo general, llevaba algo que tejer, tenían una agilidad y dedicación al detalle
de los manteles, suéteres, carpetas que hacían mientras esperaban. Otras
personas llevaron un libro y otras su teléfono o una Tablet en donde
jugaban o veían videos.
Habrán pasado como 5 personas desde que me senté, pensé que me tocaría
pronto ya que mi número era el 7, pero como me di cuenta que no estaban muy
organizados, seguí esperando mi turno. Pasaron tres horas, mi límite para darme
por vencida y regresar a mis labores. Junto a mí había una señora que iba con
la nutrióloga, me dijo que ya había tenido problemas con ella y que habían
llegado hasta derechos humanos. También me contó parte de su vida en donde le
robaron $200 mil pesos y que ya había metido una demanda. Cansada de su aliento
y su plática me di cuenta que gente nueva llegó y de nuevo salió la doctora a
gritar nombres y el turno que les correspondía. Nombró a las nuevas personas
que habían llegado después de mí así que me paré antes de que entrara la
siguiente persona y muy decentemente le pregunté:
-Disculpe, creo que hubo un mal entendido. Tengo la ficha 7 y aún no
dice mi nombre.
La doctora muy en su papel, me contestó:
– ¿A qué hora es su cita?
– A las 08:30 le contesté.
Me respondió que llevaba horas gritándome y
que lo mejor sería que pidiera de nuevo la cita porque ella ya tenía el día
completo y que no podía saltarse a nadie.
– Ok, doctora. Nada más dígame una cosa, ¿aparece mi nombre en su
lista?
– ¿Apellido?
– García, Diana. Doctora.
– No, no apareces.
Le noté pena en su cara, así que muy tranquila le dije
– No se preocupe, agendo una nueva cita.
Tres horas de mi vida pérdidas para nada, pero no fue su culpa. A ella
le llegan los expedientes con una lista y los nombres de sus pacientes. Bajé
para agendar nuevamente mi cita y ver si de una vez podía agendar las citas
para los estudios de sangre y de orina que nunca están de más y que te piden
para tener completo tú expediente, pero la fila se volvió interminable eran las
12:00 horas y no había logrado absolutamente nada más que sacar mi carnet y
darme cuenta que mi presión esta estable y que había subido
500 grs. Hasta mal me sentí de ocupar el espacio de alguien que se sentía mal.
Los baños sorprendentemente estaban nuevos, tenían papel y tenían
jabón pero olían muy mal. Lástima.
No estoy enojada, al contrario. Me da pena que a eso se resuma el
servicio médico que se le da a los mexicanos. Porque además mi clínica es en
Coyoacán, no me puedo imaginar en otras delegaciones con más gente. Un señor
venía desde Oaxaca y no sabía el tipo de sangre que era. En una emergencia, cómo
le pasarían sangre? Claro, eso sin desearle mal al señor, ojalá se encuentre
bien y viva por muchos años más.
Lo bueno de todo eso fue toda la
información sobre la diabetes que es un problema terrible para México en la
actualidad. Así que tienen un plan con nutriólogos que te llevan el control y
una dieta según tus necesidades y todo gratis.
También mucha información sobre educación sexual y estudios
ginecológicos que pueden costarte más de 3 mil pesos con un doctor privado.
También me di cuenta cómo el gobierno había gastado en trámites de
un coche entre pagos de tenencia, verificaciones, tarjeta de circulación,
permiso para conducir y demás. Las multas aumentaron y ahora te ponen puntos en
tu licencia, todo digital. Pero en el ISSSTE aún tienen máquinas de escribir y
papelitos para tus citas, aunque la cita ya la puedas hacer por internet. Todo
lo que nos podríamos ahorrar. Debería existir una tarjeta como la de la
licencia en donde con el CURP o el RFC o el número de trabajador, tengas ya un
expediente en digital que puedas consultar desde tú casa como lo hacen con la
licencia.
Mi papá me dio un buen consejo, me dijo “Aprovecha que lo tienes, ve
regularmente y así ya no tendrás sorpresas”. Se dice que debemos hacernos revisión
general una vez al año como mínimo y seamos honestos, ¿cuantas veces vamos?
Siempre vamos al doctor cuando nos sentimos mal pero hay cosas en donde no
sabemos, no entendemos y nos automedicamos.
Tenemos que ser más conscientes sobre nuestra salud, la vida no la
tenemos comprada y nunca está de más saber que todo está en orden.
Además pensé que sí ya se estaba pagando qué mejor que usarlo, así
como con la delegación, si hay un bache, si hay una luminaria fundida o un
árbol a punto de caerse, en mi delegación siempre atienden, así sea que debas
llamar 15 veces, pero es nuestro derecho, y es parte de nuestra obligación exigir
que eso se haga como se debe.
Una vez reportamos un árbol que está levantando el pavimento, la
delegación llegó, hizo un estudio y dijo que no podía quitarlo debido a que
está en peligro de extinción, bueno por lo menos.
Si esperamos a que ellos lo hagan todo, siendo nosotros
los que vivimos ahí y vemos los problemas todos los días, entonces no tenemos
mucho de qué quejarnos o sí?
Tenemos una gran responsabilidad en nuestras manos. Nosotros somos los
usuarios, nuestros impuestos son los que pagan todo eso. ¿Será que si nos
involucramos un poco podemos ser mejorar los servicios? Si un presupuesto está
asignado para una dependencia, una delegación y no se lo termina, ¿qué pasa? Ok,
que no se lo roben, pero exijamos que se arreglen las cosas en nuestra cuadra.
No está de más.
Y así mismo con nuestras prestaciones. Si nos informamos más de lo que
pasa y de todo lo que tenemos derecho, podríamos mejorar algunas cosas. Tal vez
no todas, pero debemos empezar por nosotros, no creen? En mi delegación están
mejorando los gimnasios, algunas calles y lo que se vaya reportando. Si nos
ponemos de acuerdo podemos lograr grandes cosas. Somos un país increíble que
puede hacer lo que se propone si se lo propone, si esperamos a que sean los
demás lo que lo arreglen y nosotros nada más nos dediquemos a disfrutarlo
porque NOS LO MERECEMOS, estamos teniendo un pensamiento muy egoísta y para los
tiempos en los que vivimos lo que menos necesitamos son egos grandes que no
estén dispuestos a proponer y a actuar. Necesitamos paciencia y amor. Podemos ser
mejores, siempre.
Gracias
Muy buen relato de una primera experiencia en los servicios de salud publica. Imagina el viacrucis que viven las personas que asisten al IMSS, es increible todo lo que tienen que pasar, hay doctores muy atentos, enfermeras/os estupendos/as, trabajadores/as del servicio social y hasta los pasilleros son muy atentos y hacen un gran esfuerzo por atender lo mejor posible al paciente. Pero todo ese esfuerzo se choca contra la pared burocratica en la que estamos atrapados todos los mexicanos, desde los pasos para darse de alta (que son unos cuantos más en el IMSS) hasta la solicitud de estudios y especialistas que no estan en tu ciudad, por que la cosa se complica con personas que no viven en la capital del país. No quiero hacer debate, solo queria expresar mi opinión con respecto a tu anecdota. P.D Yo me encontré a IronMan y descubrí que el traje no te proteje de la varicela.
ResponderEliminarJajaja buena historia con Iron Man
EliminarMe parece excelente, yo hace poco asisti en mi ciudad a una cita issste ya que este instituto promete un mejor cuidado para todo trabajador del gobierno. Como su nombre lo sugiere este instituto sólo atiende y da cuidados médicos a trabajadores del gobierno. Fuente: https://citasissste.review
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