miércoles, 6 de enero de 2016

Abuelos

Hace unos meses le diagnosticaron a mi abuela Parkinson... Nunca me había puesto a pensar en lo vieja que se había puesto hasta que mi mamá me dio la noticia. 

No lo digo en mal plan... Creen que por usar el término "vieja" es una ofensa, pero es la realidad que todos enfrentaremos (los que tengamos la suerte de conocerla).
Siempre la conocí ya grande, no recuerdo haberla visto con otro color de pelo que no fuera "güero" (siempre se lo ha pintado así) y siempre vistiendo faldas largas, jeans y de vez en cuando tenis blancos.
De hecho a todos mis abuelos los conocí viejos, los conocí muy chica y a penas entendía el concepto de viejo y abuelo, y lo decía porque así me dijeron que les llamara.
Ahora los extraño más que antes, me imagino mucho en todo lo que podría hablar con mi abuela paterna (con la que más me llevaba), para mi ella era muy sabia y siempre tenía un buen consejo para todo, además de lo mucho que me consentía haciendome mi café con leche cada vez que iba a visitarlos.
Con mi abuelo paterno nunca hice un lazo, era un tipo muy duro que cuando tenía 5 años, se enojaba cada vez que le ponía azúcar a mi café con leche, chupaba la cuchara y la regresaba a la azúcarera...Lo sé, imperdonable. A mi abuelo materno lo vi como 5 veces en mi vida, al separarse de mi abuela, se fue de la casa y empezó una nueva vida por Satélite.

Habrá muchos que no entiendan la importancia de los abuelos hasta que crecen, pero ellos son lo que todos esperamos de los papás: No tienen la responsabilidad que tienen de educarnos. Los abuelos son los que te aconsejan, te consuelan cuando te peleas con tus papás porque "no entienden" y son los que te hablan con amor y comprehensión. 

Tampoco vamos a entender lo mucho que significa para los abuelos que nosotros los busquemos. A veces pensamos que estarán ahí siempre y no estamos conscientes que con el tiempo ellos pierden fuerza,  que lo único que esperan es que no nos olvidemos de ellos y los involucremos en lo más que podamos en nuestras vidas... Si, así de desinteresado es su amor hacía los nietos.
Últimamente me doy a la tarea de acercarme a mi abuela materna... Siempre que hablamos empieza con un "Dianita...Qué gusto escucharte", y siempre me dan ganas de llorar. Me platica de su perra y lo que le quiere comprar. Me pregunta algo de tecnología porque tiene su IPhone y su IPad y le encanta hablarme de la NFL (mi abuela ve el americano y le va a Dallas). Al final de la plática me dice "Gracias por acordarte de mi".

Cuando entras a los treintas (por lo menos en mi caso) empiezas a indagar en esos temas. ¿Cuántas canas me encontré hoy?,¿Seré mamá?, ¿Tendré que empezar a usar cremas para los ojos?, ¿Cremas especiales?. Tú cuerpo empieza a cambiar y poco a poco deja todo lo que tenías a los 20...Si, ya sé que estoy exagerando y que los treintas son los nuevos veintes, pero no puedo dejar de pensar en todo lo que viene después.
Me imagino como una viejita cool, supongo que no dejaré de hacer muchas cosas porque "ya no estoy en edad", creo que es parte de la escencia de cada quien lo que lo hace más divertido.

A veces cuando veo fotos de mis abuelos paternos me entra la melancolía...los veía tan contentos juntos y recuerdo lo triste que estaba mi abuelo cuando ella murió. No paraba de decir en voz alta su nombre y sentarse junto a la ventana como siempre lo hacían después de comer y me hace desear tener un compañero para toda la vida.


Los abuelos son lo máximo, personas que ya pasaron por todo lo que estamos pasando nosotros y son ellos que a pesar de que no entienden la tecnología y todo lo que vivimos ahora, buscan aprender de nuestros intereses y así tener de qué hablar con nosotros. Buscan nuestro amor y nuestra atención, no tenemos por qué negárselos. Ellos nunca nos han hecho a un lado y tal vez el día que nos demos cuenta, ya sea muy tarde.

Una pequeña reflexión, espero la hayan disfrutado.

Gracias por leer.

Dian